Juan de 84 años, era hipertenso, diabético, hipotiroidismo, tenía artrosis,
insuficiencia renal, y gastritis. Tuvo neumonía. Se atendía en cardiología,
endocrinología, reumatología, nefrología y gastroenterología. Juan era jubilado y no podía costearse las consultas de cada especialista por lo que acudía al seguro a atenderse por cada uno, pero casi nunca obtenía citas.
En una ocasión acudió al consultorio de geriatría y el geriatra le revisó toda la medicación y vio que algunos remedios se superponían y otros contraponían sus efectos. Le sugirió que solo se vea con un médico y que luego éste pida las interconsultas a los especialistas.
Antiguamente existía el concepto del médico de cabecera quien atendía al abuelo de la casa sino a todos los miembros del hogar incluidos los niños, Pero por el desarrollo de la medicina ésta se está especializándose y el paciente tiene que acudir a varios especialistas. El médico de cabecera puede ser un geriatra, internista o médico de familia.
Juan ahora se atiende por un geriatra y cuando necesita la opinión de un
especialista pide interconsultas. Juan está más tranquilo.

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