Un motivo muy frecuente de la visitas a mi consulta externa, son los hijos que acuden preocupados porque papá o mamá están últimamente “perdiendo la memoria” y temen que ésta devenga en una demencia senil. Es muy raro que sea el propio paciente el que acuda voluntariamente por dicho tema, cuando el paciente acude y me dice que está perdiendo la memoria, generalmente me quedo tranquilo porque sería muy raro que un paciente con demencia o inicios de demencia se de cuenta del problema y acuda personalmente por lo tanto y en otras palabras, descartado el problema.

Debemos tener claro que los olvidos son situaciones normales, nadie absolutamente nadie reserva y acumula todos los conocimientos y recuerdos aprendidos día a día. Nadie podría recordar que cosa almorzó hace 20 dias, (a menos que coma siempre lo mismo) ni que vestido usó el mes pasado para ir a trabajar ( a menos que use un uniforme). El cerebro continuamente va depurando información que día a día vamos captando e incorporando, solo deja lo necesario. Si recordáramos todo, las noticias del día, lo leído y lo observado, simplemente nuestro cerebro estallaría porque no habría donde meter tanta información. Todos nos olvidamos de las cosas y muchas veces olvidamos donde hemos colocamos las llaves, el reloj, la billetera, la agenda etc.

El envejecimiento es un proceso completamente normal, global y generalizado por lo tanto todo el organismo envejece de manera casi paralela, es decir si una persona tiene 70 años, sus riñones tienen 70 años, su corazón 70 años y obviamente su cerebro 70 años. Eso quiere decir que todo el cuerpo envejece, no solo el riñón, el corazón, y el cerebro sino todo los órganos y sistemas en general. Claro está que cuando un órgano comienza a fallar antes que los demás se traduce en alguna enfermedad, diabetes, insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal etc.

Lo curioso del caso es que cuando examino al paciente que ha sido traído a la consulta por los famosos olvidos, detecto que tiene hipertensión arterial, el colesterol elevado y muchas veces trastornos de la respiración y nada con el problema de la memoria.

Entonces tengo que explicarle que los olvidos son un proceso normal del envejecimiento, que normalmente todos nos olvidamos de las cosas, que nadie retiene todo y conforme se va envejeciendo la retención y la memoria va disminuyendo..

Cuando los olvidos son muy frecuentes se denominan “Olvidos Benignos del Anciano” o simplemente “olvidos benignos”. Otra cosa es la enfermedad demencial (una de ellas la Enfermedad de Alzheimer) en donde no solo se compromete la memoria sino todas las funciones cerebrales superiores, es decir las funciones cognitivas, memoria, orientación, cálculo, juicio, conducta etc. Eso si es una enfermedad muy seria de la que hablaremos en otra oportunidad.

¿Entonces porqué tanta preocupación por la memoria, tanto por parte de hijos como del propio paciente, aun cuando esta fallando el corazón, las articulaciones, el pulmón, el riñón en forma paralela? ¿Por qué no preocuparse antes de dichos órganos que también son importantes ?

La razón es muy simple, el cerebro te da identidad, te hace un ser humano, te diferencia de los animales inferiores, te hace un ciudadano, te hace sentir vivo y ser vivo. Cuando deja de funcionar el cerebro dejas de funcionar como ciudadano, hacen las cosas por ti y deciden por tí.

¿Entonces qué hacer cuando se va perdiendo la memoria?
No existe un tónico salvador para este problema, lo primero que hay que hacer es ir al médico de cabecera y pedirle un chequeo general y ver si a aparte de la memoria algún otro órgano o sistema está fallando, y detectar fallas o trastornos paralelos, como la glucosa, el colesterol, el funcionamiento hepático, el estado nutricional, las hormonas tiroideas etc.

Si algo va fallando o se van detectando, éstas deben de irse corrigiendo uno a una, o en todo caso derivarlo al especialista cuando el caso lo requiera. Si el anciano está bajo o subido de peso, corregirlo, corregir las hormonas si fallaran etc. Recomendar un programa de ejercicios mínimos, ya sea al aire libre como caminatas y paseos o ejercicios pasivos dentro de la casa, asistidos por alguna persona que desee colaborar. Pero no solo lo físico, sino también lo intelectual, lo cognitivo ya sea a través de la lectura, los crucigramas, los pupiletras, sodokus, palabras cruzadas, y juegos interactivos ya sean juegos de mesa o de computadora. La actividad social, interactuar con gente de la misma edad, de otras generaciones, tampoco vale estar encerrado en casa leyendo y leyendo sin salir de ella, eso tampoco está bien. Recuerden bien estas tres actividades, física, mental y social.

Una dieta balanceada rica en frutas y verduras crudas nunca están demás y las vitaminas son opcionales, los irrigadores cerebrales o los llamados neuroprotectores no han demostrado su eficacia clínica en estudios de investigación serio.

Hasta Pronto

Dr. Carlos Sandoval
Geriatra

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