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Rodolfo de 78 años, es diabético e hipertenso, quería viajar a la sierra para celebrar la
fiesta patronal en honor al santo de su pueblo. Estaba ilusionado de ir, pero su hija no
se lo permitía pues temía que la altura le haga daño, por su edad y las enfermedades
que padece. En la consulta médica, luego de una revisión le di el visto bueno para que
viaje.
La altura podría ser perjudicial para las personas que no están acostumbradas, el ser
adulto mayor, diabético e hipertenso no contraindica el viaje, mientras siga siendo
independiente y las enfermedades que padezca estén controladas y en rangos normales
no hay razón para impedir el salir de Lima.
Por fin, Rodolfo se encontró con sus primos y amigos, a los que no veía hace tiempo,
comió rico e incluso bailó los Huaynos que tanto le gustan, y según sus palabras “volvió a nacer”.
El viajar es una gran placer y darse un gusto de vez en cuando, es parte del
envejecimiento activo.

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