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El Día del Padre es una celebración para recordar y homenajear a nuestros padres y así como el Día de la Madre debería ser todos los días del año, el Día del Padre se celebra en el Perú y en casi todo el continente americano el tercer domingo de junio, tomándolo de la tradición norteamericana, que lo celebra de manera oficial desde 1966, por un Decreto firmado por el Presidente Lyndon Johnson.

La historia se remonta a la vida de un viudo que vivía en una granja rural en Washington, EEUU, quien crió solo a sus seis hijos, pues su mujer falleció en el momento del parto de su último hijo. Una de sus hijas Sonora Smart Dodd en reconocimiento a la ardua tarea de su padre en la crianza de sus hijos, quiso honrarlo con la celebración del Día del Padre que se viene celebrando en la actualidad.

En España y en muchos países de Europa, el Día del Padre se celebra el 19 de marzo día de San José, quien fuera el Padre Putativo (adoptivo) de Jesús de Nazareth, de ahí que nace el apelativo de “Pepe” a las personas llamadas José, que viene del latín Pater Putativus (PP o sea Pepe).

Las fechas de celebraciones son muy importantes cuando aún mantienen su esencia y el motivo por el cual fueron creadas, en el caso del Día del Padre, esta fecha debe de ser para el reconocimiento del padre de familia que conforma un hogar, que ama a sus hijos y que al lado de la madre constituyeron una familia. Estas fechas pierden su significado cuando se convierten en fechas comerciales en donde los únicos beneficiados son los comerciantes y los dueños de los grandes almacenes. Donde en vez de un abrazo fraterno y verdadero, éste es reemplazado por una camisa, un perfume o un pantalón.

En estos tiempos los roles de los miembros de la familia han cambiado, antiguamente el hombre (el padre) salía a trabajar para conseguir el sustento económico para mantener el hogar mientras que la mujer (la madre) se quedaba en casa cuidando de los hijos y del hogar, encargándose de las actividades domésticas como cocinar, lavar y tener la casa limpia. Hoy en día esos roles están desapareciendo, la mujer en la actualidad, tiene estudios profesionales, incluso maestrías y doctorados y trabaja ocupando cargos importantes igual que cualquier hombre. Y los hombres al volver a casa del trabajo realizan alguna actividad doméstica como lavar los platos, cambiar pañales o salir de compras, algunas mujeres asumen solas estas actividades de cuidado y crianza asumiendo el rol de “Padres”, a falta del padre de familia por diversas circunstancias.

Los adultos mayores ya no se interesan por un regalo material (no importando el costo), lo más apreciado para ellos, es el tiempo que un hijo, nieto o familiar le pueda dedicar. De qué vale para un adulto mayor si el hijo le lleva un regalo costoso como una camisa de marca y el resto del año no va a visitarlo o peor aún cuando lo va a visitar, este permanece en una habitación lejana y sin luz, mientras el resto de la familia disfruta de un lonche o cena, sin el personaje principal de la celebración, o el hijo presente en cuerpo, pero con la atención centrada en el celular y no en su agasajado, sin hablarle, sin mirarle y sin atenderlo.

La semana que pasó se conmemoró el 15 de junio, Día Mundial de la toma de conciencia contra el maltrato y violencia hacia las personas adultas mayores, si bien es cierto se han cubierto algunas actividades para conmemorar ese día, aún quedan muchos pendientes como la firma por parte del gobierno peruano a la Convención Interamericana de los Derechos Humanos de las personas mayores promovido por la OEA, quedan pendientes otras leyes y sobre todo la reglamentación de la Ley del Adulto Mayor que fue firmada en el año 2015.

Las Naciones Unidas en su Declaración Universal de los Derechos Fundamentales del Ser Humano, considera a las personas adultas mayores como receptores de todo tipo de derecho y es contraria a todo tipo de discriminación. Los Adultos Mayores forman parte de un grupo humano que se denomina personas vulnerables por lo tanto deberían de recibir un trato especial tanto de la sociedad como del Estado, pero lamentablemente en vez de darles ese trato especial, las personas adultas mayores son marginadas, discriminadas y peor aún mal tratadas.

Espero que esta situación cambie algún día, todos debemos de aportar con nuestro granito de arena, pero el mejor aporte está en la educación a la juventud pues ellos aprenden con el ejemplo y si ven que tratamos bien a los adultos mayores, estos lo aprenderán por imitación y lo incorporarán a sus subconscientes y el buen trato ya no será por cumplir una Ley sino será algo natural y espontáneo.

En nombre mío y de los trabajadores del Diario UNO, quiero darles un abrazo muy fraterno a todos los Padres de Familia del Perú y en especial a los Padres de Familia adultos Mayores.

Ahora los dejo, voy a tratar de terminar el cebiche que le estoy preparando a mi Papá.

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