Artículo publicado por Diario UNO el 20 de diciembre de 2015
http://diariouno.pe/2015/12/20/la-navidad-tambien-es-para-los-adultos-mayores/
Así como los niños y adultos disfrutan de la navidad, el Adulto Mayor también la goza y la disfruta, disfruta el compartir la cena navideña rodeado de toda su familia, escuchando y cantando en conjunto algunos villancicos. Nuevamente recalco que, el adulto mayor ya no desea regalos materiales sino desea ser parte integrante y activo de la familia.
Se acerca la Navidad y este día tan importante del año se va a conmemorar un aniversario más del nacimiento de Jesús, para muchas personas del mundo occidental especialmente para los cristianos es la fecha más importante del año, pues por un lado se reúnen los miembros de toda la familia: abuelos, padres, hermanos, tíos, hijos, sobrinos y amigos, y, por otro lado, se comparten regalos en especial a los más pequeños.
Lamentablemente para algunas personas esta fecha no es necesariamente la más feliz, algunos recuerdan la partida o ausencia de algún ser querido ya fallecido; incluso hace muchos años, quien dejó un gran vacío en la familia o en otros casos la ausencia del ser querido por algún viaje, ya sea laboral, servicio militar o cualquier otra circunstancia.
MORIR PARA UNIR A SU FAMILIA
Acabo de ver por la internet un spot publicitario de la historia de un adulto mayor que tuvo que fingir su muerte para poder reunir a la familia que ya le habían manifestado que ese año no iban poder estar con él para esa Navidad. Así que el anciano, les envió a todos sus hijos telegramas anunciando su muerte, todos sus hijos leyeron el telegrama y recién lloraron mucho por la partida de su padre. Cuando ellos acudieron al funeral se llevaron la sorpresa que el padre los recibió a todos con una gran cena navideña y que la tristeza por el duelo del supuesto fallecimiento del padre, se convierte en una gran celebración por la presencia física de su progenitor.
Este año he colaborado con varias personas caritativas que participan u organizan actividades sociales o de caridad, dedicadas a los niños pobres o de bajos recursos económicos en los barrios marginales o pobres de la ciudad. Actividades del tipo chocolatada, panetonada, o distribución de regalos. Este tipo de actividades me parecen muy buenas y son dignas de imitar y apoyar, pero observé que ninguna actividad había sido dedicada para los Adultos Mayores. Cuando les daba mi cuota de colaboración les preguntaba a éstas personas caritativas la razón por la cual no visitaban algún asilo de ancianos desamparados para que les llevaran un momento de felicidad y alegría a los Adultos Mayores residentes en esos hogares de caridad. Esta personas me miraban atentamente hacían algunos gestos como diciendo que tenía razón y luego me decían, que el próximo año iban a incluir en sus actividades a los Adulto Mayores.
A esta etapa de la vida, el adulto mayor ya no desea ni se preocupa por los regalos materiales, como ropas costosas o perfumes caros, lo que el Adulto Mayor quiere, es: compartir su tiempo, quiere que lo visiten, quiere el contacto físico con otras personas y obviamente en especial su propia familia.
ÉL TAMBIÉN GOZA
Así como los niños y adultos disfrutan de la navidad, el Adulto Mayor también la goza y la disfruta, disfruta el compartir la cena navideña rodeado de toda su familia, escuchando y cantando en conjunto algunos villancicos. Nuevamente recalco que, el adulto mayor ya no desea regalos materiales sino desea ser parte integrante y activo de la familia.
No hace muchos días me indigné con el hijo de una paciente que tenía internada en el hospital en donde trabajo y quién me pidió que por favor no le diese el alta médica a su madre tan pronto, que ya estaba repuesta del mal por el que estuvo hospitalizada, hasta que pasara la navidad ya que su casa era chica e iban a recibir a primos y sobrinos. Ya se imaginan la cara de indignación y rabia que le puse al hijo de ésta paciente que de paso estaba lúcida e ilusionada porque ya se había recuperado de su mal y deseaba ir lo más pronto posible a su casa para celebrar la navidad con toda su familia y en especial con sus nietos pequeños. Prácticamente le canté su vida entera al hijo de mi paciente y le dije que, así como él trataba a su madre, sus hijos lo iban a tratar así a él cuando tenga la edad y las enfermedades de su madre, pues los hijos son modelo de la conducta de sus padres.
Para muchas personas, los ancianos ya son seres de estorbo en la casa, son individuos que quitan tiempo, espacio y recursos y que son seres lentos, torpes y olvidadizos, y luego nos preguntamos cómo si éstas personas nunca fueran a envejecer y enfermarse algún día.
Nunca debemos de olvidar que la razón por la que existimos es por obra y gracia de nuestros padres, y que debemos de reconocer el legado histórico, familiar y social que han dejado tanto a nuestra familia como a la comunidad y sociedad en general. No debemos de ser ingratos y desagradecidos con nuestros Adultos Mayores. Algunos Adultos Mayores no tienen familia y suelen pasar la navidad muy tristes en solitario, sin poder compartir un panetón o una taza de chocolate con otras personas.
Les propongo a todas aquellas personas que comparten la navidad con los niños pobres, que de 4 chocolatadas que organizan, una se la ofrezcan a los Adultos Mayores, ellos no solo se los van a agradecer sino que las personas que ofrezcan la chocolatada se sentirán muy felices de poder compartir la sonrisa muchas veces sin dentadura pero sincera y pura de un Adulto Mayor. El poder ver sonreír de agradecimiento y felicidad a un Adulto Mayor no tiene precio material, pero vale mucho espiritualmente.
HABLÉ
El domingo pasado me tocó dirigir unas palabras en la fiesta navideña de una Casa de Reposo particular, que celebraba su fiesta de navidad y le dije a todo el público, que por unas horas nos olvidemos de nuestros títulos, grados, distinciones y condecoraciones, que volvamos por unas horas a ser niños otra vez. Les pedí a todos que saquemos al niño interior que llevamos guardado dentro de nuestro cuerpo y que disfrutemos esa fiesta de navidad todos juntos, al máximo, como cuándo éramos niños, que no haya en ese momento, el doctor, la enfermera, el señor, el maestro, que todos seamos compañeros y cómplices, es decir niños nuevamente. Pude ver en ésta fiesta cómo disfrutaron de la celebración todos los invitados, pero en especial a los Adultos Mayores, que algunos con sus limitaciones físicas bailaron como cuando eran jóvenes.
En nombre de la familia del Diario Uno y mío en particular quiero desearles a todas las familias peruanas y en especial a los Adultos Mayores una Feliz Navidad. Que el espíritu de la Navidad bañe con su gracia divina a todos los hogares peruanos y reine la paz y la armonía en todos los corazones.
CARLOS SANDOVAL CÁCERES
Médico geriatra / pachogeriatra@yahoo.es
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