Artículo publicado por el 20 de septiembre de 2015

http://diariouno.pe/2015/09/20/el-dolor-de-francisco/

francisco

“No tratar el dolor en un adulto mayor de un paciente es atentar contra sus Derechos Humanos”

Muchas veces creemos que el sufrir de dolor en la vejez es parte normal del propio proceso del envejecimiento. Nada más falso y erróneo, leamos la historia de Francisco.

Francisco fue un paciente varón de 75 años de edad, un poco subido de peso, quien se desempeñó en su juventud como mozo en un restaurante de comida criolla y en donde trabajó durante 40 años continuos. Con el pasar de los años, y debido a su sobre peso, le comenzaron a doler las rodillas especialmente la rodilla derecha, que posteriormente le impidieron caminar con libertad por lo que tenía que apoyarse en un bastón. Luego, cuando llegaba a su casa después de trabajar sufría de grandes dolores ya no solo de la rodilla sino también de la cintura y espalda.

Acudió al médico quien le diagnosticó artrosis, y le recomendó que bajara de peso, y tomara unas medicinas analgésicas para que se le quitara el dolor, estado que no mejoró, pues Francisco continuó presentando más dolores, por lo que tuvo que dejar de trabajar.

Luego de dejar de trabajar, después de haber llevado una vida activa durante 40 años caminando y corriendo de un lado a otro, pasó a estar sentado y echado durante casi todo el tiempo, condición que le ocasionaría aumentar de peso, por consiguiente sus rodillas, caderas y columna tuvieron que soportar más peso.

EMPEORÓ
Los dolores de Francisco se intensificaron cada día más a tal punto que no quería moverse del lugar en que permanecía e incluso llegó a llorar por el dolor en varias ocasiones.

Acudía al médico quien le recetaba los mismos medicamentos y le decía que el dolor era algo normal y que parte de la vejez, algo que Francisco no creía ni aceptaba.

Acudió a mi consulta y efectivamente pude confirmar que Francisco sufría de mucho dolor, pues no solo lo expresaba verbalmente sino se expresaba en la expresión de su cara. Al inicio le indiqué analgésicos en ampollas para que se las aplicaran intramuscular y le recomendé que recibiera terapia no farmacológica como las terapias físicas que cuentan con herramientas muy buenas y efectivas para el dolor y en particular para la artrosis, como el calor local, ultrasonido, rayos laser etc.

Les expliqué que parte de lo que se conoce como calidad de vida de cualquier paciente era vivir sin dolor, de manera que si el dolor no se calmaba le iba a ir aumentando medicamentos de mayor potencia hasta que se le fuera el dolor. En una ocasión tuve que recurrir a los parches de morfina para calmar el dolor. Al inicio tanto Francisco como sus familiares estuvieron renuentes al uso de la morfina porque pensaron que se podía volver adicto al medicamento. Le expliqué que la morfina indicada de manera responsable y profesional por un especialista no era contraproducente y sí tenía muchos beneficios pues, iba a mejorar su calidad de vida.

Luego de unos meses, al ir disminuyendo el dolor, Francisco tenía otro semblante, era más alegre, más sociable y más amigable, podía dormir mejor y disfrutar de la vida de una manera más digna.

LAS LEYES
La Declaración Universal de los Derechos Humanos: Principio de No discriminación, nadie debe de ser discriminado por ningún motivo ni circunstancia, de manera que un adulto mayor con dolor debe de ser tratado hasta que se le calme el dolor así este no desaparezca pero si se atenúe.

La Ley de las personas Adultas Mayores del Perú, Ley 28803. Artículo 3°.- Derechos de la Persona Adulta Mayor. 1. La igualdad de oportunidades y una vida digna, promoviendo la defensa de sus intereses.

CONVENCIÓN INTERAMERICANA SOBRE LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LAS PERSONAS MAYORES. Artículo 5 Igualdad y no discriminación por razones de edad.

La conclusión y moraleja de esta historia es que el dolor no es normal, en ninguna condición o situación de la vida, en ninguna etapa de la vida. El dolor es anormal y debe de ser tratado.

El dolor se debe a una situación que lo produce, sea esta una caída, una fractura, una enfermedad crónica degenerativa o un cáncer de manera que sea cual sea la causa que ocasiones el dolor, éste debe de ser tratado y atendido. Aunque muchas veces no logremos desaparecerlo del todo, por lo menos podremos atenuarlo

Por un tema de derechos Humanos y de Dignidad ningún ser humano debe de sufrir de dolores, la ciencia y la medicina ha avanzado mucho para ello y se deben de aplicar tanto las medidas farmacológicas como las no farmacológicas para que nuestro enfermo, nuestro paciente o familiar, tenga la enfermedad que tenga, y el pronóstico que tenga, no viva ni sufra con dolor.

CARLOS SANDOVAL CÁCERES

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