Rosa de 92 años había padecido las secuelas de un derrame cerebral que la dejó postrada en la cama. Posteriormente sufrió de un cuadro de neumonía en donde estuvo hospitalizada durante 3 semanas. Al alta presentó una profunda herida en la piel a nivel del sacro que comprometía músculo y llegaba al hueso. Esa herida era una escara.
Las escaras también conocidas como úlceras por presión grado IV son lesiones que ocurren en la piel por mala circulación ocasionada por la falta de oxígeno e irrigación sanguínea debido a la falta de movimiento del enfermo. Generalmente ocurren en zonas que soportan peso o presión. La prevención se realiza movilizando al enfermo cada 2 horas. Su tratamiento consiste curaciones diarias con agua, jabón, a veces cremas y el aporte de un suplementario de proteína.
Gracias al cuidado que Rosa recibió en su domicilio por parte de sus cuidadores logró superar estas heridas y ahora su piel está libre de escaras.

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