Dora de 80 años, acudió a mi consulta este lunes, vestida de negro, y con un velo en la cabeza, le pregunté la razón de su vestimenta y me dijo: “Es Semana Santa Doctor”, me puse a meditar su accionar y la entendí.
El domingo pasado, comenzó la Semana Santa con el Domingo de Ramos que representa la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, donde es recibido por el pueblo que aclamaba: “bendito el que viene en nombre del Señor” “Hosanna en las alturas”, luego el Jueves Santo en donde se recuerda la Última Cena de Jesús con sus apóstoles, y en donde el propio Jesús vaticina que será traicionado por uno de ellos, bendice los panes y el vino. El viernes es torturado y crucificado para resucitar el tercer día tal como él lo vaticinó, en donde triunfa sobre la muerte.
Recuerdo que la semana Santa, era una fecha de guardar, en donde ni siquiera se podía escuchar música, ir al cine, a la playa e incluso practicar deporte. Era recordar con respeto la muerte y pasión de Jesucristo.
Hoy en día la semana santa se ha convertido en un jolgorio generalizado en donde lo menos es guardar el debido respeto a Jesús y su martirio, se bebe, se come demasiado e incluso se organizan campamentos a la playa.
Aprendamos de nuestros adultos mayores que guardan y respetan esta fecha que cada día va desapareciendo en esencia.
