Juan de 75 años, tuvo cáncer de estómago avanzado, metástasis y ascitis (acumulación de líquido en el abdomen), me consultó si es posible que se le aplicaran la eutanasia, no deseaba sufrir dolor y tampoco que sufrieran sus hijos.
La eutanasia del griego eu=bueno y tanatos=muerte, fue traducido como “la buena muerte”, pero en la práctica es “la aceleración de la muerte inducida por el médico a través de la administración de una sustancia que produce la muerte”.
En la actualidad, la eutanasia es un grave delito “culposo”, es decir el médico que lo aplique puede ir a la cárcel. También es un pecado contemplado en el 5to mandamiento de Dios (no matarás).
Le expliqué a Juan que no se le podía aplicar la eutanasia, y le garanticé que iba a recibir tratamiento paliativo, iba a recibir morfina para que no tuviera dolor y que no iba a morir solo ni con sufrimiento. Luego de 2 meses Juan falleció en paz en casa, sin dolor y rodeado de su familia.

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