La Depresión es el trastorno mental más frecuente, y en ancianos se va a caracterizar por ser subdiagnosticado y subtratado, siempre bajo el argumento de que “las penas en la tercera edad son normales”, algo totalmente fuera de la verdad.
Muchas veces es subdiagnosticado porque la depresión en el anciano se manifiesta de manera muy diferente a la del joven o el adulto, tiene sus características propias.
Puede presentarse con falta de apetito, o mucho apetito, falta de sueño o mucho sueño, cursa con anhedonia, que es la falta de gozo o placer con las actividades que antes si disfrutaba.
Antes de considerar a un paciente anciano de depresivo, debe de ser visto por el médico para descartar alguna enfermedad que pueda simular una depresión. En algunas de ellas el paciente presenta debilidad, cansancio, pocas ganas de realizar sus cosas, sueño,  por ejemplo la anemia, la diabetes no controlada, la uremia, el cáncer etc. Algunas veces los medicamentos de uso diario también podrían confundirse con depresión, como los ansiolíticos, relajantes, hipnóticos y antihipertensivos.
Es por eso que el médico debe de tratar la depresión con el medicamento adecuado y este a la vez consultar y solicitar el apoyo del psicólogo para complementar un adecuado diagnóstico y tratamiento.
Hay estudios que demuestran que el anciano tiene entre 6 a 10 veces más probabilidades de tener un suicidio (efectivo) que los de otro grupo poblacional, es decir el anciano no amenaza, ni lo anda diciendo por todos lados, el anciano, lo ejecuta. Por eso es importante tratarlo adecuada y oportunamente.

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