Juanita de 90 años gozaba buena salud física, estaba estable con la medicación indicada por su
médico. Acudió a misa un Jueves Santo y el sacerdote la invitó tanto a ella como a un grupo de
ancianos para que recibieran el Sacramento de la Unción de los Enfermos, Juanita se sintió mal y
acudió a mi consulta preocupada para preguntarme si se iba a morir.
Desde el Concilio Vaticano Segundo en el año 1972, con el Papa Paulo VI, se cambió el nombre al
Sacramento de la Extrema Unción por el de Unción de los Enfermos. Efectivamente el anterior era
administrado a las personas moribundas y muchas veces cuando el sacerdote acudía al hogar del
enfermo era sinónimo de muerte inminente. Hoy se administra a las personas con enfermedades
crónicas, avanzada edad, incluso a personas que van a ser operadas o a mujeres que van a dar a
luz.
Luego de la explicación Juanita se quedó tranquila incluso se sintió mucho mejor, pues se sintió
bendecida.

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