Rosa de 85 años, se sentía mal, le faltaba el aire y tenía fiebre por lo que acudió a
emergencia. Le diagnosticaron Covid19 fue hospitalizada y se complicó con
neumonía.
En hospitalización, Rosa vio fallecer a 9 personas con la misma enfermedad.
Necesitaba más oxígeno, empeoraba y pidió a los médicos que le dieran el “alta
voluntaria” para ir a fallecer a su casa.
Fallecer en casa es una opción recomendable, pues el enfermo muere rodeado de
su familia, obviamente siempre con supervisión médica. Rosa firmó la alta
voluntaria (documento que exonera a los médicos del hospital de cualquier
complicación) con sus hijos como testigos.
En casa, permaneció tres días con oxígeno y calmantes. Rodeada de su familia,
en ningún momento estuvo sola. Tuvo tiempo de recibir la unción de los enfermos
y despedirse de sus seres queridos. De la mano de su hija cerró sus ojos para
siempre, con una sonrisa en los labios. Rosa murió en paz llena de amor.

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