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Adultos mayores: La importancia de evitar la discriminación hacia ellos

El médico geriatra Carlos Sandoval nos dice por qué debemos ser empáticos y respetuosos hacia estas personas y no discriminar a nadie, ni por edad, sexo, ideas políticas o situación económica.

Juan 60  trabajó muchos años como mecánico en una empresa de transporte público, que se fue a la quiebra. Postuló a un taller de mecánica mucho más pequeño, el día del examen de selección, vio algunas miradas burlonas y risueñas de algunos postulantes jóvenes que acudían bien vestidos con sus diplomas universitarios, no les hizo caso.

Cuando llegó el examen práctico ninguno de los jóvenes pudo resolverlo, mientras que Juan lo hizo sin ningún esfuerzo. El artículo 2° de la Constitución Política del Perú 1993 menciona que la persona tiene derecho a la igualdad ante la ley, sin ser discriminada por ningún motivo, incluida la edad. Lo aprendido por Juan durante una vida entera de trabajo no lo enseñan en ninguna universidad, sino que se aprende a través de la experiencia. Seamos empáticos y respetuosos y nunca discriminemos a nadie, ni por edad, sexo, ideas políticas o situación económica. Todos merecemos respeto.

La Fiebre en el Adulto Mayor

Eva de 85 años, sufría de Artritis Reumatoide, había bajado de peso, a pesar que se alimentaba bien y paraba cansada. Acude a consulta por malestar general, debilidad y dificultad para respirar. Luego de examinarla y solicitarle unos Rayos X. Eva cursaba con neumonía. A pesar de la gravedad de la enfermedad, Eva no hizo fiebre.
La fiebre es la elevación de la temperatura del cuerpo por encima de los 38 grados C y es una manifestación de defensa contra una infección. Más o menos la cuarta parte de los adultos mayores pueden cursar con una infección severa y no manifestar fiebre, es decir la temperatura se mantiene igual. Por lo tanto, el médico debe de tener mucha intuición y experiencia cuando trate a un adulto mayor pues podría estar cursando con una infección y no tener fiebre. Por lo que si no es tratado de manera adecuada las consecuencias pueden ser fatales.
Gracias a Dios, Eva fue tratada adecuadamente y hoy goza de buena salud.

La Tiroides y la Demencia

Marcia, de 75 años, ama de casa, madre y abuela, siempre fue muy activa y lúcida, acude a mi consulta porque últimamente presenta mucho sueño, lentitud para hacer las cosas incluso para hablar, ha subido de peso y presenta muchos olvidos. Luego de solicitarle una serie de análisis, tenía los valores de la hormona tiroidea muy bajos. Marcia tenia Hipotiroidismo.
La tiroides es una glándula endocrina muy importante para el organismo encargado del metabolismo. Produce la hormona tiroidea, que cuando está elevada el metabolismo está acelerado (hipertiroidismo) y cuando está baja el metabolismo esta disminuido y se llama hipotiroidismo, el paciente se torna lento, somnoliento, habla muy despacio, tendencia a subir de peso y presenta pérdida de la memoria. El tratamiento consiste en administrar la hormona tiroidea en pastillas.
Marcia está recibiendo tratamiento, se encuentra más despierta, lúcida, ha mejorado su memoria y ha bajado de peso.

Los Adultos Mayores conducen mejor

Rodolfo de 82 años, empresario jubilado manejó automóvil durante toda su vida, incluso visitó algunos países como Argentina y Chile a bordo de su viejo Ford de los años setenta.

Judith su esposa me visita preocupada porque ya le toca renovar el brevete de Rodolfo y está preocupada que conduzca a su edad. 

Conducir un auto o vehículo constituye una de las actividades más complejas que realiza el ser humano, pone en funcionamiento habilidades y competencias aprendidas como las funciones cognitivas, atención, orientación, memoria, razonamiento y juicio. Si bien es cierto los reflejos en las personas adultas mayores están más disminuidos, estadísticamente son los jóvenes quienes cometen más accidentes e imprudencias.

Si un adulto mayor aprueba el examen médico (visión y audición) y el psicomotor no hay ningún motivo para impedirle manejar.

Le recomendé a Rodolfo que siga manejado con cautela como siempre pero que no realice viajes tan lejanos.

ACCESO A LA SALUD Y A LA SEGURIDAD SOCIAL

https://www.youtube.com/watch?v=b4bR4y2E9nw

La Diabetes y el Adulto Mayor

Mario profesor de 65 años, con sobrepeso, 90 kg y talla 160 cm. Comenzó a presentar sed que lo despertaba y bebía grandes cantidades de agua, orinaba mucho y el apetito aumentó mucho; aun así, seguía bajando de peso. Acudió a mi consulta y luego de conversar y solicitarle algunos análisis tenía 300 de glucosa: Padecía diabetes mellitus.

La diabetes es una enfermedad que afecta a todos los órganos, consiste en la poca o nula producción de la insulina por el páncreas. La insulina es una hormona que favorece que las células capten la glucosa y desarrolle su función. Si no hay insulina la glucosa se queda en la sangre y no se absorbe. Los síntomas de la diabetes son; polidipsia (sed), poliuria (orina abundante) y polifagia (gran apetito) con baja de peso. Hay que conservar un nivel normal de la glucosa y esto se logra con dieta, ejercicios y medicinas.

Es importante el chequeo periódico del peso y la glucosa para descartar esta enfermedad.

¿Se le debe dar una mala noticia al anciano?

¿Se le debe de comunicar el diagnostico al paciente anciano ?
Este es un tema muy controversial y complejo, en mi práctica clínica veo a menudo a hijos que se me acercan para preguntarme sobre el diagnóstico y el pronóstico de la enfermedad de su padre o de su madre y luego de escucharlo atentamente, y como si meditaran un poco, me piden o me lo exigen, de manera “muy diplomáticamente” : “Dr que  mi padre/madre no se vaya a enterar de su diagnóstico. Si se entera de su diagnóstico se muere ahi nomás”.

Me pregunto yo , ¿es justo eso ? ¿Es justo o injusto dejar a la persona interesada privada del conocimiento de su diagnóstico?. Yo pienso, y esto es mi opinión personal, esperaré luego sus comentarios, que uno debe de enterarse sea cual sea la noticia, o el resultado de ese diagnóstico ya que uno es el dueño de su vida. Muchas veces los hijos tratan de “proteger” a los padres del impacto de una mala noticia, pero lo que no saben los hijos es que, quienes están mejor preparados para recibir noticias malas y desagradables son los propios padres, sobretodo cuando éstos ya son ancianos y han pasado la barrera de los 70 u 80 años.

Claro está de que es muy desagradable enterarse de que uno tiene el diagnóstico de cáncer y se va a morir pronto, o que tiene el Mal del Parkinson y que luego de algunos años va a ser una persona dependiente o en fin, cualquier mala noticia.

Es peor aún cuando los hijos le ocultan a sus padres la muerte de alguna amistad querida o de un ser querido sanguíneo directo. Dije lineas arriba de que los ancianos son las personas mejor preparadas para recibir estas noticias porque son las que mejor están en contacto con la muerte y las enfermedades. A cierta edad empiezan a irse los amigos de la escuela, los primos de la generación, (comenzando generalmente por los de mayor edad), los vecinos, y amigos generacionales. El anciano como que de una u otra manera se va preparando para el momento en que a él le toque su momento.

Ahora bien, otra cosa es el tema de cómo comunicar una mala noticia, allí considero  que el médico, la enfermera, el psicólogo y en general el personal de salud, debe de tener mucho arte y ciencia para hacerlo. No se debe de decir las verdades a “rajatabla” de “zopeton” o de “porrazo”, se debe decir con calma, con respeto y con mucha humanidad, de repente de a pocos y en partes. Cuando tengo que ser yo quien debe de dar la mala noticia, lo primero que le voy diciendo al paciente (de manera de que se vaya preparando) es que por el momento el diagnóstico no es claro y que hay que esperar los resultados para confirmar el mismo, pero por lo que voy viendo, el cuadro clínico no lo veo bueno, pero hay que esperar , falta la confirmación, es decir,  “la última palabra” y así poco a poco se va avanzando lentamente  hasta confirmar el diagnóstico. Luego explicarle al paciente si se puede o no luchar con dicha enfermedad y de que hay que esperar la opinión de los demás especialistas para el tratamiento indicado. Pero sin inventar o crear falsas expectativas pero tampoco quitando las esperanzas.

Decirle al paciente de que cuente con uno hasta el final, que uno no solo es su médico sino un amigo y que lo tenga bien claro.
Todo eso le dará tiempo al paciente para arreglar algunas cosas importantes en sus etapas finales de su vida, desde temas administrativos como el pago de deudas y haberes, herencias y seguros hasta temas más afectivos como la reconciliación con el hermano, la hija o el amigo enemistado hace mucho tiempo, la oportunidad de conocer al nieto o bisnieto que nunca conoció o volver a ver su tierra donde nació por última vez, en fin son muchas las cosas que un anciano quiere hacer pero por falta de comunicación y por “protección” de los hijos no se les permite hacer.

Hasta pronto.

Dr. Carlos Sandoval Cáceres
Geriatra