casinos

Artículo publicado en Diario Uno
http://diariouno.pe/2016/05/29/por-que-el-adulto-mayor-va-a-los-casinos/

No soy muy asiduo a las casas de juego ni a los casinos, pero recuerdo que en mi viaje de vacaciones a los Estados Unidos visité la ciudad de Las Vegas. Vi a todo tipo de gente, la mayoría turistas que iban a jugar como parte de un circuito tal como lo hice yo (recuerdo que yo no perdí más de 20 dólares), y de todas las edades, desde jóvenes, adultos a adultos mayores.

A mi regreso a Lima, ya por curiosidad acudí a un casino local (mucho más pequeño de los lo que habían en Las Vegas), y lo que más me llamó la atención era la cantidad de adultos mayores que se encontraban en ese lugar. Luego de perder mis veinte soles (con el dolor de mi alma), me puse a conversar con el personal y los vigilantes del casino y me manifestaron que siempre acudían adultos mayores y que ellos eran la mayoría de usuarios, motivo por el cual, quise verificar la información y acudí a visitar otros casinos y también noté que estaban llenos de adultos mayores de ambos sexos.

En esta ocasión me acerqué y conversé directamente con los adultos mayores que acudían a estas casas de juego y la mayoría me respondió que lo hacían porque se aburrían en su casa, otros lo hacían para divertirse, para pasar el rato, para verse con sus amigos o conocer amigos y otros me manifestaron que lo hacían para ganar algún dinero.

El estado de soledad muchas veces se desencadena en cuadros depresivos que son muy frecuentes en el adulto mayor y encima sus características clínicas son diferentes a las de una persona joven, pues hay que tener mucha experiencia para determinar el diagnóstico de depresión en un adulto mayor.

Considero que una casa de juegos podría ser un lugar interesante para un adulto mayor para poder pasar el día, entretenerse y conocer amigos. Hay casas de juegos que les ofrecen a sus clientes bebidas gaseosas, bebidas alcohólicas y comida ya sean bocadillos o bufés para motivar a los parroquianos para que acudan regularmente. Incluso hay casas de juegos que ofrecen música en vivo con bandas sonoras populares y con la presencia de actores y personajes de la farándula de moda.

Hasta ahí todo bien, pues los adultos mayores han encontrado un lugar donde pasar sus días o sus noches entretenidos divirtiéndose sanamente, pero el asunto no queda ahí. Muchos personas y también se incluye a los adultos mayores, cursan con una patología que se conoce como “ludopatía”, que es la compulsión por jugar y jugar que llega a convertirse en vicio.

Antiguamente, la ludopatía se asociaba con personas adineradas, que tenían recursos económicos para gastar. Actualmente esto ha cambiado y la adicción al juego ha ido ganando terreno. Está presente en todos los niveles socioeconómicos y se da más en hombres que en mujeres. La incidencia ha aumentado en la población, sobre todo en aquellos que viven cerca de los casinos, porque hay más acceso y más promoción.

TIPOS DE JUGADOR

El psiquiatra, a través de un exhaustivo diagnóstico diferencial, determina el tipo de jugador, el que puede clasificarse en:

• Normal: juega por entretenimiento o en el marco de una relación social. Tiene control sobre el juego y lo abandona cuando quiere.

• Problema: juega con bastante frecuencia, tiene menos dominio sobre el juego, por lo que este le crea problemas ocasionales. Tiene riesgo de convertirse en jugador patológico.

• Patológico: no tiene control sobre el juego, lo que le acarrea consecuencias sociales y personales.

Por lo tanto la ludopatía es un vicio muy similar al alcoholismo o la drogadicción, en donde la persona llega a enfermar convirtiéndose en un adicto; así como el adicto al alcohol y a las drogas, es capaz de hacer cualquier cosa por “consumir su vicio”, como el vender las cosas de su casa o gastar el sueldo, descuidando la alimentación y educación de los hijos, hay situaciones en donde la persona deja su hogar o incluso es expulsado por el cónyuge en situaciones extremas por la desesperación. Por lo tanto un adicto al juego puede llegar a esos extremos, endeudándose y convertirse en verdaderos enfermos.

Una vez que se declara a una persona como alcohólico o drogadicto como tal, pasan a ser enfermos de un mal incurable, que es uno de los más difíciles de tratar. Sabemos que el tratamiento para este mal es toda una especialidad tanto de la psicología como de la psiquiatría, de los rehabilitadores y de las asistentas sociales. Incluso existen comunidades terapéuticas en donde llevan a estos enfermos a un tratamiento lejos de su casa. En este mal no solo se enferma la persona adicta sino toda la familia. Lo mismo sucede con la ludopatía, es una enfermedad muy difícil de tratar y no solo compromete a la persona sino a toda la familia.

Una de las principales causas por las que se acuden a las casas de juego es por la soledad, un inadecuado uso de su tiempo libre y que conlleva a la depresión. No dejemos solos a nuestros adultos mayores, hay que visitarlos regularmente, llamarlos por teléfono e incluso aprovechar los medios modernos como las redes sociales, que hoy en día lo aplican bien los adultos mayores.

Si la persona tiene depresión ésta debe de ser tratada por un especialista experto en depresión, que trabaje en equipo interdisciplinario; la depresión es una enfermedad tan seria como lo es la hipertensión arterial o la diabetes mellitus, que requiere de tratamiento con farmacológico y no farmacológico , en esta enfermedad las palabras bonitas de apoyo y de aliento son muy importantes pero insuficientes, requiere de tratamiento casi siempre con medicamentos para suplir una alteración bioquímica, caracterizada por la disminución de una sustancia llamada serotonina que es un neurotransmisor (una sustancia química que comunica a las neuronas entre sí).

Por lo tanto, no es malo acudir a una casa de juego, pero si es malo llegar al vicio. Todo extremo es malo y si vemos que un adulto mayor familiar o cercano a nosotros está yendo muy seguido a las casas de juego, tenemos que alertar a sus familiares. Es como avisar que una persona tiene la presión elevada o la glucosa alta para que la familia tome las medidas convenientes y oportunas y evitar que la persona llegue a extremos peligroso.

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