Artículo publicado por el 27 de septiembre 27 de 2015

http://diariouno.pe/2015/09/27/una-maldita-tristeza-que-te-puede-empujar-a-la-muerte/

“Un cuadro de depresión en una persona madura o adulto mayor, mal diagnosticado o mal tratado, puede llevarlo al suicidio”

tristezaLa depresión al igual que la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, el asma o cualquier enfermedad crónica, debe de ser tratada por un médico y el paciente debe de recibir medicinas para la depresión de manera continua indicada por el especialista. Muchas veces oímos que cuando una persona, está con depresión, sus familiares y amistades les brindan una serie de palabras de aliento, como “se fuerte que pronto pasará”, “pon de tu parte, sino no podrás curarte”, “deja todo en manos de Dios que él te va curar de todos tus males”, “paciencia que al final del túnel veras la luz de la curación” y muchos etc. Debemos de tener claro que la Depresión es una enfermedad como lo es cualquier otra enfermedad de las muchas que existen y que es debido a un problema en el funcionamiento del cuerpo humano. Así como en los asmáticos se les cierran los bronquios o en los diabéticos que dejan de producir insulina, las personas con depresión tienen un trastorno en la producción de unas sustancias que se llaman neurotransmisores y que son elaborados por las neuronas del sistema nervioso. Estos neurotransmisores van a regular entre las muchas funciones del cerebro, el estado del ánimo de las personas. Existe un neurotransmisor que destaca y se llama serotonina y su deficiencia nos lleva a la depresión.

ANTES DE CONTINUAR CONOZCAMOS EL CASO DE EUGENIO
Eugenio era un maestro de escuela primaria de 65 años de edad casado, sin hijos, que trabajó en un colegio privado durante más de 30 años, durante su época laboral se caracterizó por ser una persona muy activa y colaboradora. Además del dictado de sus clases participó como guía de los Boys Scouts y los fines de semana participaba con su esposa en las actividades de la Parroquia del barrio.

Antes de cumplir los 65 años, su esposa fallece de un cáncer de mama del cual la estuvieron tratando por varios años. Eugenio entró en un cuadro de tristeza, pero su consuelo era saber que su querida esposa ya no seguiría sufriendo debido a esa prolongada y dolorosa enfermedad. Al cumplir los 65 años, le llegó su carta de jubilación, situación que Eugenio no esperaba y que lo cogió de sorpresa. Durante los primeros días luego de la jubilación Eugenio comenzó a aburrirse pues no sabía qué hacer en su casa y cómo utilizar su tiempo. Paraba en casa solo durante todo el día, y lloraba desoladamente tanto por su esposa y porque extrañaba a su colegio y a sus alumnos. No veía televisión, tampoco escuchaba la radio y dejó de leer, a pesar que la lectura era su pasión desde que era muy joven. Los días se le hacían interminables y cuando llegaba la noche, no tenía sueño, se le fue el apetito y empezaron a aparecerle algunos dolores en la espalda. No le comunicó a nadie su tristeza y comenzó a tener ideas muy negativas, pensaba que la vida para él ya no tenía ningún sentido y en una ocasión pensó en tomar una medida muy radical, se le pasó por la cabeza la posibilidad del suicidio.

Gracias a Dios, y como buen católico que lo era, la idea del suicidio se le fue de la mente y le contó sus problemas a un amigo y colega del colegio. Éste le recomendó que acudiera a un especialista en adulto mayor y así fue como acudió a mi consulta.

PROFUNDA TRISTEZA Y DESESPERANZA
Luego de conversar con él por más de una hora, pude observar que Eugenio se encontraba en un estado de profunda tristeza y desesperanza, incluso derramó algunas lágrimas durante la entrevista, llegué a la conclusión de que este cuadro se trataba de una depresión y que debía de ser tratado.

Le indiqué unas pastillas antidepresivas, que además de combatir la depresión y mejorar el ánimo, aumenta el apetito y produce sueño, también le recomendé que acudiera al psicólogo para que fuera evaluado y se le programe un tratamiento de terapia psicológica que por un lado lo iba a ayudar para mejorar su estado de depresión y por otro lado le iban a proporcionar buenas recomendaciones, sobre cómo utilizar su tiempo libre, cómo ocupar sus ratos de ocio y cómo volver a reintegrarse con la sociedad a la que él había pertenecido y en la que había sido muy activo.

Al mes siguiente en la visita de control, Eugenio era otra persona, se le notaba más activo y dinámico, más positivo y con ganas de vivir. Dentro de las varias recomendaciones, le sugirieron que acudiera al club de la tercera edad de su distrito y ahí mismo Eugenio fue nombrado profesor de computación de sus compañeros que no sabían usar una computadora.

CUADRO CLÍNICO DE LA DEPRESIÓN
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud): “La depresión es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración” (sic)

La depresión se caracteriza por una pérdida del estado del ánimo caracterizado por una pérdida de la esperanza y en donde las cosas que antes le producían placer y gusto a la persona, les producen indiferencia e incluso tristeza.

Existen una serie de criterios para el diagnóstico de esta enfermedad, así como una serie de test o exámenes psicológicos que nos orientan al diagnóstico y quien lo ejecuta es el psicólogo clínico.

Un síntoma que casi es muy común en los adultos mayores y yo lo he observado en mi práctica clínica habitual, es que la persona con depresión ya no desea hacer, realizar o asistir lo que antes les producía placer y satisfacción sino le produce indiferencia o incluso molestias. Ejemplo la abuela que espera el viernes para encontrarse con sus amigas contemporáneas para tomar el lonche y jugar a casinos, en casa de cualquiera de ellas, generalmente la abuela desde el martes o el miércoles estaba haciendo planes y pensando en qué ropa se pondrá para ese día y qué cosas iban a tratar ese día, es decir todo un acontecimiento para la abuela, pero que de un momento a otro llega el viernes y ya no desea ir, aduciendo que está cansada y le duele la cabeza, (que podría ser un resfriado), pero si van varias semanas que no desea acudir a sus reuniones, ahí hay que “parar las antenas” y pensar que de repente la abuela está cursando con un cuadro depresivo.

PATCH ADAMS
La depresión si bien es cierto es una enfermedad mental, es tan importante como cualquier enfermedad orgánica y ésta debe de ser tratada por el médico y con fármacos que van a corregir el trastorno de los neurotransmisores comprometidos. Para el tratamiento de la depresión es muy importante el trabajo en equipo, especialmente con el psicólogo que cuenta con unas herramientas muy valiosas como los test diagnósticos, y luego con las terapias psicológicas generalmente las de tipo cognitivo conductual, nos van a ayudar al tratamiento de este mal.

Existen estadísticas en donde se informa que la depresión mal tratada o mal diagnosticada en su estado más avanzado podría acabar en suicidio sino recordemos al famoso actor Robin Williams que interpretó a Patch Adams o nuestra querida dalina Mónica Santa Cruz que se suicidaron hace algunos años. Está reportado que quienes más se suicidan son los adultos mayores. El adulto mayor que piensa suicidarse por un caso de depresión nunca lo avisa, lo comunica o amenaza, simplemente lo hace.

Estemos siempre alertas con nuestros adultos mayores pues esta enfermedad muchas veces permanece oculta y es terrible pero cuando es tratada adecuadamente, la calidad de vida de las persona mejora mucho

CARLOS SANDOVAL CÁCERES
Médico Geriatra. Autor del libro Ahora me toca a mí. Pachogeriatra@yahoo.es

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